Filosofía

Es sabido que en el punto donde se origina un proyecto siempre hay una historia.
Simarcosa huele a café. Es por eso que está ligada al antiquísimo y legendario origen de esa deliciosa infusión.

Cuentan que un pastor etíope observó el efecto que tenía en su rebaño la ingestión de unas bayas rojas de ciertos arbustos. Llevó aquellas bayas a un monasterio, donde los monjes lo cocinaron y probaron: el resultado fue tan amargo que tiraron las bayas al fuego. Éstas, al quemarse, produjeron un aroma tan agradable que fue así, con ellas tostadas, como en adelante se procedió para obtener la infusión del café.

Desde entonces hasta nuestros días, en los que tomarse una taza de café resulta tan fácil, accesible y reconfortante.